Dijo un niño: Dios, habla conmigo.
Y entonces una alondra del campo cantó pero el niño no la escuchó.
El niño exclamó: Dios, háblame.
Y un trueno resonó por todo el cielo, pero el niño no lo escuchó.
El niño miró su alrededor y dijo: Dios, déjame mirarte.
Y una estrella se iluminó radiante, pero el niño no se dio cuenta.
Y el niño gritó de nuevo: ¡Dios, muéstrame un milagro!
Y una vida nació de un huevo, pero el niño no lo notó.
Llorando desesperadamente dijo: Tócame Dios, para saber si estas conmigo.
Dios se inclinó y toco al niño...... Pero él se sacudió la mariposa.
Muchas veces las cosas que pasamos por alto son aquellas que hemos estado buscando.
Jaime Lopera. La culpa es de la vaca.
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